lunes, 16 de marzo de 2009

Tiempo de Cuaresma

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Os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo (Ez 36, 26)

La Cuaresma es el tiempo litúrgico privilegiado de penitencia y conversión, un tiempo que el cristiano ha de vivir mirando a la Pascua, como meta de este camino de preparación que iniciamos el Miércoles de Ceniza y que concluye el Jueves Santo. Con la denominada “Misa vespertina de la Cena del Señor” entramos en el Triduo Pascual, núcleo del año litúrgico, que tiene como celebración central la Vigilia Pascual y acaba con las vísperas del Domingo de Resurrección.

Cuaresma y Pascua son una unidad, no tiene sentido la Cuaresma sino en el horizonte de la Pascua, ni celebrar la Pascua sino desde la vivencia de la Cuaresma. Cuaresma y Pascua, tienen un mismo eje: Cristo, el Señor. Avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo, oración con la que nos dirigimos a Dios en el primer domingo de Cuaresma, sintetiza el objetivo de este tiempo litúrgico.

Claves para vivir la Cuaresma: Desierto, Conversión, Bautismo

El Tiempo de Cuaresma, se propone tradicionalmente como itinerario catecumenal: “experiencia espiritual de encuentro con Dios, de renovación interior, de transformación sincera, de recuperar nuestra identidad cristiana y volver a sentir la alegría y el orgullo de ser cristiano”.

* Desierto, “La llevaré al desierto, le hablaré al corazón” (Os 2, 16)

Vivimos aceleradamente, en no pocas ocasiones, aturdidos y enfrascados en múltiples ocupaciones y responsabilidades.

La Cuaresma es un tiempo meditativo. Hay que frenar la marcha de la vida, buscar la soledad, hacer silencio y pararse a meditar; con seriedad emprender una revisión personal de vida, entrar en el propio corazón y desnudarse ante el rostro de Dios.

* Conversión, “Convertíos, que ha llegado el reinado de Dios” (Mt 3, 2)

La voz de Juan resuena en el desierto y, en el hoy que nos ha tocado vivir, en este momento histórico y cultural concreto, nos platea un reto de actualidad: mirar a la realidad y mirar con ojos nuevos, cuestionarnos, cambiar de conducta.

Asimismo, el apóstol San Pablo nos hace la propuesta de la fe, desde Cristo y éste crucificado; la cruz, que es “escándalo para los judíos y necedad para los gentiles”, es para el cristiano el camino hacia la Vida.

* Bautismo, “Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo” (Col 3, 9)

Para Pablo el bautismo es un acontecimiento por el cual el cristiano es incorporado a la muerte del Hijo, a la sepultura, y a su Resurrección, el cristiano realmente, por el sacramento del bautismo, renace a una vida nueva.

Ser cristiano no es sino aceptar a Jesús, el Señor, bautizarse en el y confesarlo con palabras y vida.

Prácticas recomendadas durante la Cuaresma

Oración, Ayuno, limosna (Mt 6, 1-16)

* Oración: la Cuaresma es el tiempo privilegiado de la escucha y la acogida de la Palabra, que ilumina nuestra vida y nos invita a la conversión.

* Ayuno: con un valor espiritual y místico (propio del Viernes Santo: ha muerto el Señor), y un valor elemental, ascético (ayunar es beneficioso para el cuerpo y el alma, ayunar es un medio que nos ayuda en la conquista de la propia libertad).

* Limosna: fruto del ayuno, es solidaridad, es misericordia compartida. Dios no quiere holocaustos, ni sacrificios, sino un corazón compasivo, compasión que se traduce en un compromiso activo en especial con los más pobres y desvalidos (Is 58, 6-11).

LITURGIA EN EL TIEMPO DE CUARESMA (CICLO B)


La liturgia durante este tiempo, nos va a proponer un itinerario progresivo hacia la celebración de la Pascua. Contemplemos la Cuaresma desde las lecturas que se proclamarán cada domingo.

Miércoles de Ceniza

Inicio del tiempo litúrgico de Cuaresma, es el miércoles que precede al primer domingo de Cuaresma, los fieles cristianos inician con la imposición de la ceniza el tiempo establecido para la purificación del espíritu. Con este signo penitencial, que viene de la tradición bíblica y se ha mantenido hasta hoy en la costumbre de la Iglesia, se quiere significar la condición del hombre pecador, que confiesa externamente su culpa ante el Señor y expresa su voluntad interior de conversión, confiando en que el Señor se muestre compasivo con él. Con este mismo signo comienza el camino de conversión, que culminará con la celebración del sacramento de la Penitencia, en los días que preceden a la Pascua.

Jl 2,12-18. Rasgad los corazones y no las vestiduras.
Sal 50. Misericordia, Señor, hemos pecado.
2Cor 5,20 - 6,2. Reconciliaos con Dios: ahora es el tiempo favorable, el día de salvación.
Mt 6,1-6.16-18. Cuidad de no practicar las virtudes para ser vistos por los hombres sino para ser vistos por Dios.

En la Misa, después del Evangelio y la homilía, se realizan la bendición e imposición de la ceniza (hecha de los ramos de olivo y de otros árboles, bendecidos el año precedente). Omitiéndose el acto penitencial.

I DOMINGO DE CUARESMA
Jesús es Tentado, llamada a la conversión

Convertíos y creed en el Evangelio. La conversión va seguida de un pacto gozoso, de la creencia y del agua bautismal. Después que la creación entera fuera lavada y purificada por el diluvio, Dios establece un pacto con Noé, llenando el universo de color y de esperanza (1 Lect.). Jesús vive la experiencia del desierto, supera la tentación e invita a la conversión y a la creencia (Ev.). El diluvio, figura del bautismo. La conversión purifica y transmite vida y gracia en virtud de la resurrección de Cristo (2 Lect.).

Gn 9,8-15. El pacto de Dios con Noé salvado del diluvio.
Sal 24. Tus sendas, Señor, son mi misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.
1P 3,18-22. Actualmente os salva el bautismo.
Mc 1,12-15. Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían.

II DOMINGO DE CUARESMA
Jesús Transfigurado. Semana de la misericordia

De la cruz a la transformación. El mensaje de las lecturas es muy lineal: se pasa de la fe de Abrahán y del sacrificio de Isaac (1 Lect.) al Hijo de Dios crucificado (2 Lect.). La visión del sacrificio nos conduce a la visión de Cristo transfigurado y glorioso, preanuncio de la Pascua de resurrección (Ev.).

Gn 22,1-2.9-13.15-18. El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe.
Sal 115. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.
Rm 8,31b-34. Dios no perdonó a su propio Hijo.
Mc 9,2-10. Éste es mi Hijo amado.

III DOMINGO DE CUARESMA
Jesús, la nueva ley. Semana del agua

El tema común a las tres lecturas se centra en la ley de Dios, que nos hace libres en Cristo. La ley de Dios era la gloria del pueblo elegido. El decálogo, la ley mosaica establecida por Dios a su pueblo (1 Lect.), recoge los grandes imperativos éticos impresos en le corazón del hombre, pero esta ley se fue complicando hasta convertirse en una insoportable carga. Cristo nos ofrece una nueva ley (mi yugo es suave, mi carga ligera), es la ley del amor, que plenifica todos los mandamientos.

Jesús, en el marco del templo de Jerusalén, actúa con autoridad y declara que él es el nuevo y verdadero templo (Ev.). Los cristianos, como Pablo, predican a Cristo crucificado. Él es la ley, el misterio y sabiduría de Dios (2 Lect.).

Ex 20,1-17. La Ley se dio por medio de Moisés.
Sal 18. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
1 Co 1,22-25. Predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los hombres, pero, para los llamados, sabiduría de Dios.
Jn 2,13-25. Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.

IV DOMINGO DE CUARESMA
Cristo, luz del mundo

El amor de Dios salva. Ciro, el rey de Persia, y Cristo, rey de reyes, son los liberadores del pueblo. Israel purifica sus pecados en el exilio y Ciro le concede la libertad (1 Lect.). El otro libertador es Jesús, que no ha venido a condenar sino a salvar. Es el estandarte levantado en medio del mundo. El que acepta la luz se salva, el que prefiere las tinieblas se condena a sí mismo (Ev.). La segunda lectura es un todo un canto al amor infinito y misericordioso de Dios. El amor de Dios al hombre es grande, pues en su Hijo nos ha liberado gratuitamente de la esclavitud del pecado (2 Lect.).

2Cro 36,14-16.19-23. La ira y la misericordia del Señor se manifiestan en la deportación y en la liberación del pueblo.
Sal 136. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti.
Ef 2,4-10. Estando muertos por los pecados, nos has hecho vivir con Cristo.
Jn 3,14-21. Dios mandó su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él.

V DOMINGO DE CUARESMA
Jesús resucita a Lázaro. Semana de la Vida

Cristo es la vida. La catequesis catecumenal llega a su culmen en este domingo. A los signos del agua y de la luz, hoy se añade la vida. Para Israel el exilio fue considerado como su tumba y era preciso salir de ella con una nueva vida para regresar a la patria (1Lect.). Jesús devuelve a la vida a su amigo Lázaro que reposaba en el sepulcro (Ev.). Volver a la vida es obra del Espíritu Santo, que habita en el bautizado (2 Lect.).

Ez 37,12-14. Os infundiré mi espíritu y viviréis.
Sal 129. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.
Rm 8,8-11. El Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros.
Jn 11,1-45. Yo soy la resurrección y la vida.

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR.

El Domingo de Ramos nos introduce en la Semana Santa. La celebración de hoy engloba los dos aspectos fundamentales del misterio pascual: muerte y vida, humillación y triunfo. En otras palabras: entrada triunfal en Jerusalén y el Siervo que es llevado a la muerte. El Siervo de Dios permanece siempre a la escucha de la palabra de

Dios y la anuncia a pesar de sentir los ultrajes (1 Lect.). El Siervo de Yahvé, según la tradición cristiana, es Jesús. El Evangelio proclama la persecución y muerte de Jesús y la liberación del pecado (Ev.). El himno que transcribe Pablo habla de la humillación y de la glorificación de Jesús sobre todo nombre.

La celebración tiene dos partes: la conmemoración de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y la Eucaristía, que es memorial de la muerte y resurrección de Cristo.

Mc 11,1-10 o Jn 12,12-16. Bendito el que viene en nombre del Señor.
Is 50,4-7. No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado.
Sal 21. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Flp 2,6-11. Se rebajó a sí mismo, por eso Dios lo levantó sobre todo.
Mc 14,1-15,47. Llevaron a Jesús al Gólgota y lo crucificaron. Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

GRÁNDEZ, Rufino. El Camino Cuaresmal. Colección Emaús, volumen nº 9, 1996.
CALENDARIO LITÚRGICO 2009. Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia.
DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA.
 
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